La Dra. Mizuko Ito comenzó su conferencia magistral en el CIIE 2019 con una anécdota muy peculiar. Relató una experiencia con su hijo en la que el joven jugaba Starcraft justo antes de la hora de dormir. Al momento de terminar la sesión de juego, él imprimió un texto que se llevó para leer. Cuando Ito le preguntó de qué se trataba el contenido impreso, su hijo respondió que era un cuento de fan fiction dentro de la universo ficcional de Starcraft. Al preguntar esto, la profesora de antropología de la Universidad de California, en Irvin, descubrió algo crucial que jugaría un papel importante en el futuro educativo de su hijo: sus aficiones.
La teoría del aprendizaje conectivo sostiene que la educación no es un proceso lineal, es un conjunto de interconexiones que construyen la estructura cognitiva en la que los estudiantes se apoyan para absorber y entender información nueva. Como tejidos de un organismo, los intereses y pasiones de los alumnos trazan el camino hacia las áreas que más desean aprender y en las que muy posiblemente se desarrollarán profesionalmente en el futuro. Bajo este contexto, es necesaria no solo una transferencia de conocimiento, sino la vivencia educacional que los mantenga motivados, activos y prestos a aprender.
La Dra. Ito argumentó que el involucramiento de los estudiantes es un asunto crítico para mantener la calidad de la experiencia educativa, y explicó que este involucramiento va en descenso a medida que los estudiantes avanzan a través de los grados en su carrera académica. Para cuando llegan a la universidad, el 45 % de los estudiantes reportan aprender poco durante los primeros dos años de formación universitaria, simplemente porque no están involucrados. Sus intereses personales y lo que los motiva no está conectado con lo que aprenden en la educación formal.